miércoles, 9 de junio de 2010

Los aciertos de Casimiro

Por Arelys García Acosta.
En Siguaney, Taguasco, José Antonio Casimiro preserva una de las fincas agroecológicas más sobresalientes del país. Por su notable contribución al Programa Nacional de Conservación y Mejoramiento de Suelos, por el uso de medios no convencionales de energía y el desarrollo de inventivas sin precedentes en la mecanización agrícola, este campesino del centro del país ostenta el título de Científico Natural
José Antonio Casimiro lleva la sangre de la tierra en su sangre. De bichos y de monte sabe tanto como de sostenibilidad, por eso hoy su finca deviene laboratorio para la realización de investigaciones relacionadas con diferentes ramas del Ministerio de la Agricultura dirigidas a fomentar prácticas agroecológicas y orgánicas que favorezcan la conservación de nuestros recursos naturales y diversidad biológica.
El creador . Uno de los multiimplementos agrícolas más revolucionarios de los que se tenga noticia hasta el momento en el país y posiblemente en el mundo, fue creado por este ingenioso agricultor. La inventiva del arado JC 21-A mereció la condición de destacada en la XV edición del Forum Nacional de Ciencia y Técnica celebrada en la capital cubana en este año 2007.
Validado para su generalización, este equipo es capaz de realizar treinta y siete actividades en el campo, fundamentalmente en cultivos varios. “No hay nada ideado en la agricultura que no se pueda hacer con este arado. Por sus combinaciones y diferentes tipos de aperos se puede utilizar lo mismo para surcar, para marcar, para desyerbar, para cualquier labor en el cultivo de labranza mínima que usted haga. Saque cuentas y verá las ventajas. Este equipo puede aportar en un día más de dos mil pesos en ahorro de fuerza de trabajo porque sustituye el quehacer de 66 hombres, guataca en mano. Esta es una de las herramientas más fuertes que se tendrá en toda finca que opte por la agroecología.
Después que un campesino tenga en sus manos una opción que represente más de 30 implementos agrícolas por yunta de buey, hay ganado un gran trecho del camino. No estamos hablando de cosas que son buenísimas pero imposibles, estamos hablando de cosas que son buenísimas y muy posibles”.
Quien se atreve a llegar con escepticismos a la finca de Casimiro tiene que guardarse las palabras pesimistas y llevárselas de vuelta. Este paraíso increíble levantado por él y su familia ha recibido más de 230 visitas del 2003 hasta la fecha y ha merecido, además, las categorías de Finca de Referencia Nacional de la Agricultura Urbana y la condición de Faro Agroecológico, concedida por la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales.
Aciertos: “Yo parto de que las cosas hay que hacerlas con eficiencia máxima, es decir, que la mayor parte la ponga el hombre y no la técnica. Utilizar el acuartonamiento es una alternativa positiva. Si yo tuviera todos los terneros y carneros a soga, casi me dedicara a eso nada más o necesitara de más personas para darles de comer y de beber, sin embargo, en el cuartón en que están tienen sembrada la glicinia, la leocaena y tienen agua permanente.
Esas cercas vivas que deslindan los cuartones nos ahorran el 50 por ciento del agua de regadío que pudiéramos utilizar porque el viento se enreda en la cerca y no llega bien a la tierra; esto hace que la hierba se mantenga verde y húmeda. También en tiempos de ciclones todos esos árboles son barreras naturales y la tierra tampoco se escapa por las pendientes.
No hay un solo animal en esta finca que esté amarrado o en corrales. Alrededor de 100 guanajos sueltos andan produciendo silvestre, pero además hay oca, pavos reales, tenemos cerca de 40 conejas reproductoras sueltas. Todo esto lleva una cultura y lleva un lenguaje, aunque no lo parezca”.
En esta finca agroecológica todo es posible. Desde molinos de viento, un ariete hidráulico que ahorra en un año 780 litros de petróleo, hasta una casa de vaquería con ventilador para refrescar a las vacas en pleno ordeño.
“En la casita de vaquería nuestra tenemos un radio y un ventilador. Escuchamos las noticias y si hay mucho calor nos refrescamos todos. Aquí no sólo podemos ordeñar las vacas, aquí se guarecen las aves y los animales durante los temporales. Eso no es burguesía, eso es sostenibilidad.
Ya estamos en condiciones de prescindir hasta del azúcar, porque producimos el café, la leche, el arroz, los frijoles, todo, nada más queda la sal. Y estamos pensando próximamente hacer el gofio y el pan aquí mismo.
Y las vacas que tenemos son ecológicas también. Todo el estiércol se aprovecha para producir el humus de lombriz. Parte de las lombrices que se reproducen son para alimentar las gallinas y las tilapias que tenemos en un pequeño estanque. Y el humus lo llevamos para los plátanos.
Si se aplican todas estas alternativas, entonces sí es posible una agricultura agroecológica desarrollada porque - ¿qué lleva ese desarrollo?, - ariete hidráulico, molino de viento o sistema fotovoltaico para la extracción de agua, biodigestor para cocinar y lo otro son mangueritas de baja presión, sistemas de riego que no son costosos como costaría una turbina Perkin comprada en Europa. Pero para que un molino sea eterno, para que una yunta de buey dure 20 años, tiene que estar el pequeño agricultor con ellos, de lo contrario, el buey el día feriado no toma agua; viene un problema climático, viene un tornado y arranca el molino de viento. Eso es lo que me apasiona de la agroecología porque es la defensa de algo que lo tenemos en las manos y que no necesita de mucha ciencia para hacerlo”.
La tierra todo lo da si la amansas con las manos. Teoría guajira y muy cierta.
“Me he apasionado con casi todo lo que he hecho en la vida, hasta cuando me he enamorado de una muchacha lo he hecho como de la finca. Por eso tengo a la familia enamorada de esta forma de hacer parir la tierra. Esto es lo que sustituye los productos químicos, esto es lo que sustituye los tractores, esto es lo que sustituye muchísimas cosas de las que la otra agricultura es dependiente. Eso es lo que nos da fuerza a nosotros para hacer agricultura con tecnologías que se inventaron hace cientos de años, inventadas casi para Cuba. El ariete hidráulico, el molino de viento, los sistemas fotovoltaicos fueron inventados para Cuba porque hay mucha agua, mucho viento, mucho sol y muchos agricultores.
No salvar la tierra es morir un poco cada día. Esta es la filosofía que Casimiro ha defendido en más de nueve eventos científicos nacionales e internacionales.
“De que haya alguien que produzca mucho con un molino de viento, no hay nadie a quien eso le pueda molestar; sentir un ariete hidráulico dando ese golpe, pan, pan, pan día y noche, eso alegra el ambiente y cuando usted está medio agorrionao, triste, para hablar más claro, porque uno tiene momentos así, y sientes ese ruido en una parte de la finca, es algo que te dice: Dale, dale. Se recibe luego una cantidad de energía renovable que va al alma”.

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